Latinoamérica.— Fundamedios, organización socia de la Red Voces del Sur en Ecuador, realizó una misión institucional en la ciudad de Tulcán, capital de la provincia del Carchi, entre los días 22 y 24 de julio de 2025. El objetivo fue recoger de manera directa las percepciones, testimonios y experiencias de periodistas locales. La misión también buscó establecer vínculos de cooperación con autoridades y entidades públicas, provinciales y municipales.
A la provincia del Carchi el país suele mirarla desde lejos, como un borde frío en el mapa: una mancha verde y azul en la esquina superior, páramo, neblina y un puente internacional que aparece de vez en cuando en los noticieros. Para quienes viven allí, en cambio, el mundo se organiza alrededor de esa línea imaginaria que separa Ecuador de Colombia y que, en la práctica, se cruza todos los días sin necesidad de mapas: por comercio, por trabajo, por necesidad o simplemente por costumbre.
Es un territorio alto —tres mil metros de aire fino y luz áspera— donde conviven pequeños agricultores de papa y leche, comerciantes que dependen del ánimo del dólar y el peso, comunidades indígenas y afrodescendientes que llevan siglos adaptándose a los cambios de nombre del Estado, y familias que aprenden pronto que la frontera no es una abstracción jurídica, sino un modo de vida.
En el centro de ese altiplano está Tulcán, ciudad bisagra y centinela, a medio camino entre Quito y Pasto. Desde la plaza se puede sentir, en un mismo día, el aliento del páramo, el movimiento incesante de Rumichaca y el eco de decisiones tomadas muy lejos, en escritorios donde el Carchi es apenas una cifra.
«La libertad de prensa se administra a punta de puerta, chat y presupuesto»
Es el martes 22 de julio de 2025 en Tulcán. En un rincón del restaurante de un hotel del centro, una docena de periodistas se sientan alrededor de una mesa de madera gastada. No hay cámaras encendidas, solo libretas, teléfonos y un cansancio que se nota antes de que alguien hable.
El primero en romper el hielo lo dice mirando el celular, no al público:
—Te sacan del grupo de WhatsApp y ya sabes que estás castigado. No es solo un chat: es la llave de la información. Y acá las llaves las reparten según el humor del día.
La escena podría parecer un desahogo entre colegas. En realidad, describe el sistema de comunicación oficial del Carchi: quién entra al grupo, quién sale, quién recibe el parte policial, quién se entera por terceros. A partir de este encuentro, la misión de Fundamedios en Tulcán empieza a armar su propia radiografía: un territorio donde el derecho a la información existe en las leyes, pero tropieza a diario con filtros, listas, castigos silenciosos y favores.
Del 22 al 24 de julio, una delegación encabezada por César Ricaurte, director de Fundamedios, acompañada por Dagmar Flores y Juan Padilla, escuchó a periodistas locales, visitó despachos públicos y recogió un diagnóstico incómodo para el poder: en la frontera norte, la libertad de prensa se administra a punta de puerta, chat y presupuesto.
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