Brasil, 25 de marzo de 2020 (Abraji).
El martes por la noche (24 de marzo de 2020), los brasileños fueron sorprendidos por un irresponsable pronunciamiento del presidente Jair Bolsonaro. Además de ignorar las directrices de las autoridades sanitarias brasileñas, del propio gobierno y de entidades supranacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el presidente atacó una vez más al periodismo, alegando que los medios de comunicación contribuyen a lo que llamó «una verdadera histeria» en relación con la covid-19.
Dijo: «La mayoría de los medios de comunicación se fueron por el lado contrario. Difundieron exactamente el sentimiento de temor, con el anuncio del gran número de víctimas en Italia. Un país con un gran número de ancianos y un clima totalmente diferente al nuestro. El escenario perfecto, mejorado por los medios de comunicación, para que una verdadera histeria se extienda por todo nuestro país».
Las declaraciones muestran un desprecio no sólo por la salud de los brasileños, sino también la ignorancia total del Presidente sobre el papel de los medios de comunicación: llevar a la población información basada en hechos científicos y datos concretos, para que las personas puedan tomar las decisiones que consideren apropiadas – trabajo considerado esencial en un decreto firmado por el propio Jair Bolsonaro el 20 de marzo de 2020.
Conscientes de su carácter esencial y de la gravedad del momento, los periódicos, las emisoras de radio y televisión y los medios de comunicación digitales de todo el país han cambiado completamente sus páginas, horarios de programación y rutinas, dando prioridad absoluta a la cobertura del nuevo coronavirus, para llevar al público la mayor cantidad de información posible. No se trata de una histeria, sino de un trabajo responsable y una respuesta a la demanda naturalmente enorme de la población por información creíble.
Mientras tanto, Bolsonaro utilizó el discurso de cinco minutos para difundir información errónea sobre la covid-19, destilar ironías a los medios de comunicación y deconstruir las directrices del personal técnico de su propio Ministerio de Salud, animando a los ciudadanos a adoptar conductas de riesgo y poniendo en peligro la salud de todos.
«En mi caso particular, debido a mi historial como atleta, si me contaminara el virus no tendría que preocuparme, no sentiría nada o, como mucho, me afectaría un resfriado leve o una gripe pequenita, como dijo un conocido médico de un conocido canal de televisión [NOTA: alusión al médico Drauzio Varella que tiene un cuadro en Fantástico, programa dominical de la TV Globo].»
Como es una costumbre en este gobierno, el presidente ataca al mensajero en lugar de ofrecer respuestas satisfactorias a la grave crisis sanitaria y económica en la que se encuentra el país.
El miércoles por la mañana (25 de marzo de 2020), Jair Bolsonaro reiteró la desinformación sobre las medidas preventivas para el nuevo coronavirus:
«¿Qué hay que hacer? Poner a estas personas a trabajar, preservar a los ancianos, preservar a los que tienen problemas de salud. Nada más que eso. De lo contrario, lo que sucedió en Chile será cercano a lo que puede suceder en Brasil. Si Brasil todavía no puede salir de la normalidad democrática que tanto defienden ustedes [la prensa]», dijo.
Es alarmante la sugerencia de que las medidas preventivas llevarían al caos social. Asimismo, causa sorpresa la idea de que la normalidad democrática estaría en peligro, sobre todo cuando este tipo de amenaza es proclamada por el Presidente de la República, que debe ser el principal responsable de la preservación de la democracia y del estado de derecho.
Junta Directiva de Abraji, 25 de marzo de 2020.