Brasil, 28 de enero de 2021 (Abraji). – El miércoles (27 de enero de 2021), durante un evento cerrado en una churrasquería en Brasilia con la presencia de artistas y funcionarios públicos, el presidente de la República, Jair Bolsonaro, utilizó palabras groseras para quejarse de la cobertura periodística del gasto público en alimentos y bebidas:
«Cuando veo que la prensa me ataca diciendo que compré dos millones y medio de latas de leche condensada, va (sic) a la p. madre. Maldita prensa, por eso. Es para metértela por el culo ahí, no tú, la prensa, esa lata de leche condensada».
El comentario ofensivo fue aplaudido por varios simpatizantes que no llevaban mascarilla, entre ellos un ministro de Estado, el canciller Ernesto Araújo, un funcionario que deshonra con su gesto a la institución que representa.
Desde que llegó al poder, Bolsonaro ha construido una atmósfera de hostilidad diaria contra la prensa. Según una encuesta publicada el 26 de enero de 2021 por la Federación Nacional de Periodistas (Fenaj), el presidente fue responsable de 175 ataques a medios y profesionales de la prensa. A principios de la semana, la organización internacional Reporteros sin Fronteras anunció 580 ataques a la prensa brasileña en 2020, promovidos por personas cercanas a la presidencia. Abraji monitorea diariamente los discursos de odio del presidente y sus hijos.
Es lamentable que un jefe de gobierno se exprese de forma tan grosera al dirigirse a la prensa. Evidencia una falta de educación, de compostura y de respeto a la sociedad. El burdo ataque demuestra una vez más que Bolsonaro ha sobrepasado los límites del civismo. Utilizar las malas palabras para deshacerse del debate público es una estrategia de los gobiernos que no tienen la talla del cargo que ocupan ni el respeto al derecho que tiene todo ciudadano, incluidos los periodistas, de inquirir a los funcionarios públicos.